1. La defensa de los derechos fundamentales, sociales y medioambientales en las cadenas mundiales de suministro de las empresas y marcas multinacionales junto con la promoción de la sostenibilidad y la asunción de responsabilidad en el consumo y la fiscalidad.
   
   
2. El sector de la moda, en el que trabajan más de 100 millones de personas en el mundo y que representaba en 2016 el 4,5 % del comercio mundial, puede y debe tener una eficaz contribución al logro de tales objetivos.
   
   
3. A lo largo de los últimos años se ha desarrollado un amplio cuerpo de normas y recomendaciones internacionales entre cuyos jalones más significativos cabe señalar el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (1999), los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU (2000), la Declaración tripartita de los Principios de las Empresas Multinacionales y Política Social de la OIT (2006), la Norma ISO 26000 (2010), los Principios Rectores de la ONU sobre Empresas y Derechos Humanos (2011), los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (2015), las Líneas Directivas de la OCDE para Empresas Multinacionales (2017), así como la Guía para la Debida Diligencia en las cadenas de suministro del textil y del calzado (2017). A todo ello hay que añadir la Resolución del Parlamento Europeo de abril de 2017 instando a la Comisión Europea a promover iniciativas legislativas que garanticen el trabajo decente en las cadenas de suministro de las multinacionales europeas. También la Directiva europea sobre información
   empresarial no financiera, la legislación francesa de 2017 sobre el deber de vigilancia de las multinacionales francesas, la ley danesa de 2008 sobre información obligatoria en materia de RSE, así como las iniciativas para estos objetivos que en diversos países, particularmente en Alemania y Holanda, coordinan instituciones gubernamentales, empresariales y sociales.
   
   
4. En la misma línea cabe situar las iniciativas sobre sellos y etiquetas internacionales para hacer frente a las problemáticas relativas a los derechos fundamentales, a la seguridad en las materias primas, particularmente el algodón, las fibras orgánicas, el rechazo de las falsificaciones, las tallas y el tratamiento de residuos. También las Directrices para la Protección de los Consumidores de la ONU de 1985, 1999 y 2015, así como el desarrollo de las iniciativas de Responsabilidad Social en lo relativo a la fiscalidad responsable.
   
   
5. Un avance significativo hacia el señalado objetivo de un mundo sostenible lo constituyen los Acuerdos Marco Globales de empresas y marcas multinacionales con los representantes de los Grupos de Interés, particularmente con los sindicatos, de cuya elaboración y aplicación empiezan a haber importantes experiencias en la industria de la moda mundial y algunas en la distribución, también en España. Son asimismo de interés los compromisos unilaterales de Responsabilidad Social empresarial, particularmente cuando ofrecen garantías y transparencia de su cumplimiento en coordinación con sus Grupos de Interés.
   
   
6. Junto con las direcciones de las empresas y marcas multinacionales, tienen una particular responsabilidad y capacidad de intervención las organizaciones de la sociedad civil, los sindicatos entre ellas, con implantación en los ámbitos de las cabeceras de tales empresas y marcas multinacionales. Las organizaciones sociales de España han avanzado notablemente en esta dirección, asumiendo tal responsabilidad con la pretensión de contribuir a tales objetivos.
   
   
7. Como consecuencia y a la vez aplicación de todo lo anterior se apuntan ya algunas experiencias concretas así como propuestas en torno a las cuales es necesario trabajar por parte de las organizaciones empresariales y sociales.

A tal fin las organizaciones integrantes del Foro asumen la necesidad de un dialogo constructivo del que resulte también el calendario más adecuado para su puesta en práctica.